Andy Warhol llevaba dos décadas trabajando en su galería de iconos cuando, a finales de los años setenta y principios de los ochenta, comenzó a interesarse por las ‘celebridades’ más perdurables del pasado. A partir de ese momento, el artista pop se fue fijando cada vez más no sólo en las luminarias de su época, sino también en personajes pretéritos. Ejecutada en 1982, la serigrafía Retrato de Johann Wolfgang von Goethe, que la casa de subastas alemana Nagel ofrece el 20 de noviembre estimada en 35.000 euros, marca la entrada del gran escritor, estadista y teórico alemán en el canon warholiano de la fama. Tomando como referencia un detalle del retrato de Goethe de J.H.W. Tischbein, Warhol se centró en la cabeza, ladeada, mientras el escritor mira a lo lejos. Esta ausencia de frontalidad es rara en las imágenes sobre las grandes personajes del neoyorkino, pero es claramente deliberada si se tiene en cuenta el número de retratos de Goethe realizados por artistas de su época, muchos de los cuales lo muestran mirando directamente desde el lienzo.