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    Sisita Soldevila, la última frontera

    Sisita Soldevila (Barcelona, 1951) es el modelo de coleccionista que ha evolucionado desde el gusto que vivió en el seno familiar, con artistas de pintura tradicional catalana, hasta compartir obras y amistad con creadores de su generación y convertirse en una entusiasta del videoarte, sin imaginar la importante revalorización que iba a alcanzar este nuevo medio. Grandes nombres del video, como Bill Viola y Michael Snow, comparten espacio con autores más jóvenes, pero ya reconocidos, como Eulalia Valldosera, David Ymbernon o Cristina Lucas. Soldevila ha creado un hotel artístico en Barcelona, el Ámister Art Hotel, en el que sus huéspedes pueden disfrutar de estas videocreaciones a través de un canal interno de televisión. Marga Perera. Foto: Laura Gómez Lerena

    ¿Cuál fue su primera experiencia con el arte? Fue con mi madre, gran amante del arte, que empezó a coleccionar; se enamoró del Noucentisme y también compraba dibujos de Casas, Rusiñol, Opisso, Fortuny… yo la acompañaba a ver exposiciones, y disfrutaba mucho. Fue ella quien me introdujo en el mundo del coleccionismo.

    ¿Cómo empezó a coleccionar? Iba a visitar museos y exposiciones con quien más adelante sería mi marido, Paco Closa. La primera obra que compramos juntos fue de Ràfols Casamada, un papel que nos pareció precioso, igual que una litografía de colores de Calder que nos cautivó, y no dudamos en adquirir. No seguíamos una línea teórica sino que tratábamos de descubrir obras bonitas, aunque no pertenecieran a un movimiento concreto. A la hora de formar mi propia colección he sido un poco anárquica, he ido a mi aire. Seguí con el arte contemporáneo y fui haciéndome con obras de más valor; al principio me contenía pero conforme fui estando más segura, me lancé a los históricos de nuestro país, de los años de El Paso, como Saura, Millares… también Tàpies. No puedo permitirme un gran Picasso, pero sí obras pequeñas o litografías de grandes maestros, como Picasso, Miró, Gris, o Torres García. Piezas accesibles pero maravillosas. Nuestro lema fue siempre comprar obras pequeñas. Después vino la colección internacional y fuimos buscando artistas que nos seducían, como Sean Scully, Rodney Graham, Anselm Kiefer, Anish Kapoor… Cuando empezamos a visitar ARCO, en 1986, ya se produjo un cambio; a partir de ahí compré creadores de mi generación, de los años 80, como Bennàssar, Campano, García-Sevilla, Broto, Sicilia, Plensa, Miquel Navarro, Grau, varios Barceló…. Ése fue el inicio de la colección de arte contemporáneo. Hemos hecho diferentes colecciones que tienen un nexo de unión, siempre teniendo en cuenta la calidad más que la cantidad. Sólo compramos cuando son obras muy buenas.

    ¿Cómo llega al videoarte? Esta colección la empezamos más adelante, aunque es verdad que el video y todo lo que ha conllevado han ido en paralelo. En ARCO compramos a Peter Campus y autores significativos como Bill Viola y Eve Sussman, una artista representada ya en el MoMA. Desde la época negra de El Paso y los grandes artistas españoles, he ido haciendo una subida por mi generación con los importantes que todavía están a mi alcance.

    ¿Cómo surgió la idea de coleccionar para el hotel? El edificio era de la familia de mi marido y, como él es arquitecto, lo restauró e hicimos el hotel. Decidimos poner una colección de arte para que nuestros clientes pudieran disfrutar de ella. Desde hace unos diez años, nos dedicamos al video sin perder de vista que es un hotel.

    Reconoce que le gusta conocer personalmente a los autores que colecciona. ¿Quiénes le han dejado más huella? Para mí uno de los artistas españoles más maravillosos fue Chema Alvargonzález [1960-2009]; esta pieza la hizo para mí, para el hotel, utilizando palabras en diversos idiomas (catalán, castellano, inglés, alemán…), que pudieran inspirar el hecho de estar en un hotel: búsqueda, memoria, amistad, amor, descanso, enamorarse… las palabras, forjadas en metal, cuelgan a lo largo del gran hueco de la escalera que va del vestíbulo a las plantas; es una pieza iluminada y por la noche es preciosa porque las palabras se reflejan en el suelo azul y parece que sea sobre el mar. Jorge Pombo, otro artista fantástico, acababa de llegar del Polo Norte y me dijo que como se había dedicado a viajar nos traería los cuadros que había pintado allí, y en las habitaciones junto a sus lienzos ha escrito reflexiones en la pared; muchas de sus pinturas son negras porque iba en el tren y el sol le cegaba, y otras son tan blancas, que apenas se ve nada, pero es como la caída de un iceberg salpicando en el agua. Por la noche, Eulalia Valldosera da la bienvenida a los huéspedes con su video que se proyecta sobre la pared de la entrada del hotel. Me encanta David Ymbernon, que tiene gran sentido del humor y es un cocinero excepcional; hace unas cenas muy creativas [Poesía Visual Culinaria] en las que también participan su mujer y sus hijos. Y me parece tremendamente especial el video de Elke Andreas Boon, Me and my sister, en el que se le ve echando el humo del cigarrillo a la cara de su hermana y ella, sin decir nada y con gran paciencia, va cerrando y frotándose los ojos. También Richard T. Walker es un artista joven muy simpático, que cada vez está más reconocido. Vamos a ver las habitaciones…

    Vamos… Ésta es una habitación estándar… las obras son de Fiona Morrison, que hizo un trabajo expresamente para nosotros sobre Gaudí porque estamos en Barcelona; cada artista escoge el motivo y ¡han hecho obras tan interesantes para nuestro hotel! Mira estas fotos, ¡son preciosas! [dice entusiasmada]. Algunas de estas imágenes de la Pedrera parecen monstruos. Son fotografías sin retocar, sólo con filtros y con una máquina, completamente analógica; lo único que hace Fiona es ponerle delante un cristal de color y no altera nada, ni manualmente ni con el ordenador. Normalmente revela ella misma las fotografías, solamente si son trabajos muy grandes los lleva a un laboratorio, pero lo bonito es que no toca la foto.

    [Entramos en otra habitación, una suite] Ésta es de Jorge Pombo; es un trabajo impecable, con el tratamiento de este claroscuro parece una crucifixión de Caravaggio. En 2014, expuso su obra Variaciones sobre Velázquez, Caravaggio y Tiziano en la iglesia románica de San Cristóforo en Lucca, y expuso todos los Cristos ¡quedaba tan impresionante en aquella iglesia! Y en 2015 fue elegido para exponer en la Bienal de Venecia.

    También ha patrocinado la producción del video de Eve Sussman… Ella ha filmado la supuesta transformación del comunismo en Rusia mostrando que a la gente humilde, es decir la inmensa mayoría, no le ha llegado el cambio. Ha grabado cinco años de riqueza y de pobreza en Rusia y, tras compararlos, ha constatado que son lo mismo, que la gente continua viviendo como antes; hoy sigue trabajando en este proyecto con una serie de algoritmos con los que, a menudo, mientras estás viendo la película, se produce un cambio y de repente estás viendo otra película; así compara la Rusia comunista con la actual y te das cuenta de que son las mismas: por una parte está la oligarquía y por otra, el pueblo, que sigue estando igual; hay hoteles y galerías inmensas con boutiques que ofrecen objetos exquisitos para los turistas y
    la gente rica pero la mayoría de los rusos siguen comprando en almacenes miserables, viviendo en sus zonas antiguas, en aquellos pisos compartidos que construyó Stalin… no acceden a esa Rusia tan maravillosa.

    Usted está muy vinculada a LOOP Desde que compré Peter Campus en ARCO me enganché al video y cuando empezó LOOP ya me convertí en una admiradora absoluta; desde el principio hemos mantenido una relación estrecha con Carlos Durán y Emilio Álvarez; siempre compro en LOOP y nuestro hotel recibe a muchos visitantes de la feria; además, hemos establecido nuestro premio para artistas jóvenes en videoarte, el Ámister Art Friendly. Por otro lado, participamos en el LOOP Festival, y un año lo hice con Bill Viola, exponiendo la obra The innocents, que tengo en una caja guardada porque ocupa dos pantallas y no es fácil de exponer. Me encantó conocer a Viola cuando vino a Barcelona a recoger el Premi Internacional Catalunya 2009, es muy amable. Explicó la historia de las inmersiones, un trabajo sobre ahogamientos porque de pequeño se cayó en un lago helado y no podía salir.

    También patrocinó el festival Videoakt Fue una cooperación con LOOP escogida por nosotros como una derivación de la feria en el hotel, una muestra online de videoarte. Angie Bonino y yo creamos una web, nos mandaban videos y elegíamos. Para escoger a los tres ganadores seleccionamos 40 obras. Lo que nunca hubiera imaginado es que la gente viniera al hotel de buena mañana y se quedaran hasta la noche para ver los vídeos y votar.

    En general, ¿cómo reaccionan sus huéspedes? Unos no dicen nada y otros están encantados y nos agradecen haber podido ver películas fantásticas y que se les haya abierto una nueva perspectiva.

    ¿Cómo vislumbra el futuro del videoarte? En este momento lo veo casi más brillante que el de soportes más tradicionales, como el lienzo. El video se está desarrollando de una manera singular porque el artista puede utilizar todos los medios a su alcance para expresarse; es como un cuadro en movimiento en el que puede desarrollar una historia.

    Usted también es fotógrafa, ¿ha influido esta actividad en su gusto por el video? Sí, yo estudié fotografía, tengo una Canon y una ampliadora maravillosa que me dejó mi abuela, todo el equipo es antiquísimo, y me encanta ir con la cámara cuando voy de viaje y hacer fotografías de cosas raras con puntos de vista forzados y extraños, como las que hice en el Coliseo.

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