‘Puede parecer que la música y el color no tienen nada en común, pero siguen caminos paralelos. Siete notas, con ligeras modificaciones, bastan para escribir cualquier partitura. ¿Por qué no es igual en las artes visuales?’ decía Matisse. La lección de piano de Henri Matisse fue uno de los lotes estelares de la venta de Arte Impresionista y Moderno celebrada por Sotheby’s ayer en Londres y se remató por 14 millones de euros. Pintado en 1923, es uno de los más importantes interiores del periodo inicial de Matisse en Niza, en el que combina sus habilidades como colorista para expresar el esplendor de su estudio mediterráneo con la realización de un retrato íntimo de los tres jóvenes representados. Los ornamentados tejidos de colores vibrantes que decoran la estancia definen la obra de Matisse de los años 20; estos textiles se complementan con el piano situado a la izquierda, mientras que la composición está centrada en las figuras de Henriette Darricarrère, la modelo predilecta del artista en aquella época, y sus dos hermanos más jóvenes, Paul y Jean. En 1921 Matisse se instaló en Niza y acomodó su apartamento y taller en un tercer piso que le ofrecía magníficas vistas tanto de la ciudad como del Paseo de los Ingleses. Atraído por la atmósfera de esta ciudad costera, el artista pasó muchas de las siguientes décadas aquí, produciendo algunas de las obras más icónicas de su carrera. Esta tela contiene todos los elementos fundamentales del trabajo de Matisse en la época de Niza, con sus coloridos dibujos y relucientes destellos blancos. En ella, el artista creó una composición dinámica yuxtaponiendo las líneas rectas del piano, la puerta del fondo y las camisas a rayas de los dos niños con pinceladas cortas y rápidas que recrean los motivos decorativos del biombo rojo, el papel pintado y la alfombra. El diseño blanco y negro de la túnica de los niños se repite en las teclas del piano. Se plasma a uno de los hermanos de Henriette de pie detrás de ella, aparentemente ensimismada en su música, mientras que el otro hermano está sentado en un sillón leyendo un libro. Hay otra referencia musical en la parte superior derecha de la escena, donde cuelga de la pared un pequeño esbozo de un violinista. La lección de piano y sus obras relacionadas forman el gran grupo de pinturas que Matisse dedicó específicamente a la creación de música. Casi todos los demás óleos de esta serie están actualmente en colecciones de grandes museos: en uno, se plasma a los hermanos de Henriette jugando al ajedrez; mientras que, en otros dos, Henriette, al piano, es la única presencia en el recargado interior. Al combinar la música y el arte, dos de las grandes pasiones de Matisse, estas piezas se sitúan entre las más deliciosas de su producción.Este cuadro fue adquirido por Royan Middleton en la primera exposición individual de Matisse en 1927 en la Galería Lefevre. Middleton forjó una de las colecciones más fascinantes aunque menos conocidas de todas las creadas en el Reino Unido a partir de 1920. Coleccionar arte impresionista y moderno en Gran Bretaña durante los primeros años del siglo XX era una afición a contracorriente, que sólo practicaba un reducido número de individuos cuya diligente búsqueda de arte contemporáneo europeo ayudó a perfilar la escena cultural británica.