Niña soplando en un brasero, es la última de las llamadas ‘pinturas de velas’ de George de la Tour, el tenebrista francés por excelencia, que aún se conservaba en manos privadas. La saca al mercado la casa Lempertz de Colonia el próximo 1 de diciembre. Poco se sabe de la primera formación del artista en la ciudad católica de Vic-sur- Seille, en la Lorena francesa, que debió concluir hacia 1610, en torno a los 17 años. La documentación posterior lo muestra como un pintor acomodado en lo económico, desabrido en lo personal y reconocido en lo profesional, alcanzando en el culmen de su carrera el nombramiento de pintor de Luis XIII. Dueño de un personalísimo dominio de la luz, su estilo estaba dotado de un lirismo sorprendente e impregnado de soledad y silencio. Procedente de la Colección I. Bischoff, este óleo admite pujas entre 3 y 4 millones de euros. Olvidado durante casi tres siglos, George de la Tour fue redescubierto por un grupo de estudiosos en 1915. Para entonces muchos de sus cuadros se habían perdido y los pocos que había en los museos se atribuían a otros artistas, como Zurbarán o incluso un joven Velázquez. Su nombre se recuperó a comienzos del siglo pasado (el Museo del Prado le dedicó una exposición en 2016) y desde entonces su protagonismo no ha dejado de crecer.