La relación de Picasso con el MNAC viene de lejos. El malagueño visitó el museo en septiembre de 1934, un día antes de su marcha definitiva de España. Había ido a conocer la sala en la que iban a exponerse las 22 obras del artista que el Ayuntamiento de Barcelona acababa de comprar al coleccionista Lluís Plandiura; un proyecto que no llegó a realizarse nunca. Esta exposición arranca en 1906, cuando el malagueño se instala en Gósol, en los Pirineos (donde seguramente vio la talla románica de la Virgen con el Niño que forma parte de la colección del MNAC); un momento en el que la obra del pintor experimenta un retorno al primitivismo, como reacción a su anterior periodo rosa, tras descubrir el arte egipcio, ibérico, africano y románico. La narración se nutre de unas 40 obras e intenta captar las posibles afinidades que se pueden establecer entre las obras románicas y las creaciones picassianas. [Pablo Picasso. Busto de hombre (Estudio para Las señoritas de Aviñón) 1907. Paris, Musée national Picasso. © RMN-Grand Palais, René Gabriel Ojéda. © Sucesión Pablo Picasso. VEGAP, Madrid 2016]