Una energía especial debía impregnar el hogar en el que se criaron Óscar y Víctor Jaenada en Esplugues de Llobregat para que los dos hermanos sintieran con fuerza la llamada de las artes. Si bien ambos compartían una sensibilidad singular, cada uno canalizó sus inquietudes por caminos opuestos. Mientras Óscar buscó la complicidad del público como actor, su hermano pequeño se refugió en la soledad del taller: “para mí la vida siempre ha sido un lugar peligroso, el arte es mi caverna, donde me siento seguro y puedo completarme”. En algunos momentos, estos caminos paralelos han confluido, como cuando Víctor hizo un cameo en la película en la que su hermano se transfiguraría de forma deslumbrante en Camarón, una interpretación por la que Tomatito, guitarrista del legendario cantaor gaditano, le bautizó como “el actor de los flamencos y de la gente sensible.” Los dos hermanos tienen proyectos ilusionantes en cartera; Óscar tiene pendiente de estreno dos filmes: Extremo y Chaos Walking, mientras que Víctor ultima los detalles de su próxima presentación individual en la Fundació Joan Miró de Barcelona, comisariada por Pere Llobera. Si hay algo que les une como artistas es una coherente actitud creativa sin miedo al riesgo. Vanessa García-Osuna. Foto: Carmen Secanella