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    Miguel Bosé subasta su Guayasamín

    Christie’s saca a pujas el próximo 25 de mayo en Nueva York la obra Toro y cóndor, del conocido artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, procedente de la colección del cantante Miguel Bosé, con una estimación de 80.000 a 120.000 dólares. Regalo personal del artista al conocido matador español Luis Miguel Dominguín, esta versión de Toro y cóndor honra el ritual entre el toro y el torero, dibujando la metáfora política de los cóndores indígenas y así situándose dentro del linaje artístico de Goya y, sobre todo, de Picasso, gran amigo de Dominguín y muy admirado por Guayasamín. La pieza se acompaña de un certificado de autenticidad de la Fundación Guayasamín, firmado por Verenice Guayasamín el 6 de abril de 2016.
    De significado alegórico, esta composición evoca el drama histórico de la conquista con un fervor revisionista personalizado por el cóndor indígena sobre el toro español. Esta batalla es representada anualmente en la Fiesta Yawar o Fiesta de la Sangre, que tiene lugar en numerosos pueblos andinos el 29 de julio, una jornada después del día en que Perú celebra su independencia. Un cóndor, un gigante y majestuoso pájaro sagrado para el antiguo Inca, es atado a la espalda de un toro en el clímax del festival; incitado por un matador y fortalecido por la bebida de maíz fermentado chicha, el pájaro intenta sacarle los ojos al toro mientras el animal se retuerce enfurecido. “La yuxtaposición del cóndor y el toro representa la dualidad del mundo Andino, entre el mundo celestial y el mundo terrenal”, explica el antropólogo Juan Ossío.
    Oswaldo Guayasamín pintó variaciones de Toro y cóndor en múltiples ocasiones, la más famosa en la Capilla del Hombre, a escala monumental, el museo en Ecuador que el pintor dedicó a las gentes de Latinoamérica. El cuadro que se licita canaliza la intensidad emocional de la resistencia andina a través de colores furiosos – el rojo sangre del cuerpo del toro, sus piernas separadas y extendidas sobre el suelo, y el abrasador horizonte naranja – atenuados por el torrente de plumas grises y la oscuridad del terreno. El triunfo del cóndor es a la vez un grito de batalla para la nación mestiza y un memorial a la violencia y explotación de su pasado colonial; en su tremendo patetismo, la pintura se erige en imagen perdurable del indigenismo, enraizado, no solo en angustia y explotación, sino también en una renovación nacional.

    Miguel Bose

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