Sin miedo al amor supone el inesperado regreso de Maurizio Cattelan a primera fila. Su exposición Todo celebrada en el Guggenheim hace cinco años se interpretó por algunos como su canto del cisne mientras que otros la vieron como un genial suicidio artístico. Con esta vuelta insospechada a los focos, el artista demuestra que sigue fiel a su filosofía: “Una simple provocación se olvida en dos días, pero un buen trabajo perdura”. La muestra, comisariada por Chiara Parisi, reúne las piezas más icónicas de la carrera de Cattelan. «Se trata de una edición especial de cosas que he hecho antes de retirarme. Digamos que es un show post-mortem, donde, al igual que en una novela de Poe, estoy fingiendo estar muerto, pero todavía puedo ver y oír lo que sucede a mi alrededor.” [Maurizio Cattelan, Sin título 2001. Foto: Zeno Zotti]