“Nunca me he considerado un pintor abstracto”, asegura Luis Gordillo (Sevilla, 1934), que a sus 88 años, sigue conservando el mismo afán por descubrir nuevos horizontes plásticos que ha guiado toda su carrera. Gordillo es pintor de vocación tardía, algo flemático y enorme en su capacidad creativa. Su trayectoria vital ha estado marcada por una fuerza de doble dirección: el imparable vuelo ascendente y la vertiginosa caída al abismo. En ese viaje estimulador, donde el riesgo a convertirse en Ícaro fue real en algunos momentos, el pintor siempre ha salido triunfante. La historia del siglo XX le inscribe en la Nueva Generación surgida en Madrid a finales de los 60, pero el artista, que ya tiene un color con su nombre (“verde gordillo”), es a todas luces un referente en sí mismo. Desde el principio, el sevillano ha ido quemando facetas en busca de una hazaña que le llevaba a saltar un poco más lejos cada vez, hasta llegar al trasfondo de la realidad que bulle en lo agitado de la psique humana. Conversamos con el veterano artista con motivo de su actual exposición en la galería Marlborough de Madrid que lleva por título ¡espEren! ¡peRmanezcan Atentos!. [Amalia García Rubí. Foto: Lluc Queralt]
