Se cumplen 100 años del nacimiento de Agustí Masvidal (1920-2000), artista y farmacéutico, una de las personalidades más singulares del panorama artístico catalán de la segunda mitad del siglo XX, al que el Museu d’Art de Sabadell rinde homenaje con una exposición que puede visitarse hasta el próximo 10 de enero.
Desde 1934 y hasta el final de su vida, Masvidal plasmó en sus dibujos un amplio abanico de temas: desde los personajes populares de las calles y las labores cotidianas que se desarrollaban en su entorno, pasando por exuberantes paisajes y minuciosos ejemplos de la arquitectura circundante.
“Lúcido, minucioso, delicado, atento y reservado. Así es como podemos definir a este artista profundamente enamorado de Sabadell, pero también del mundo que nos rodea. Masvidal fue un romántico ilustrado, pero a la vez poseía una mirada insólita, científica y positivista, que lo convirtió en un artista único en el panorama artístico actual. Ilustró y perpetuó las huellas urbanas de su querido Sabadell, del románico catalán o de unas plantas, que examinó con fruición analítica y científica” ha señalado Ximo Company i Climent, director del Centre d’Art d’Època Moderna CAEM de la Universitat de Lleida (UdL).
Si algo hacía Masvidal con su peculiar capacidad descriptiva era documentar de manera fidedigna lo que veían sus ojos de artista y que luego tamizaba por el filtro de su mente científica. Naturaleza, paisaje urbano, personas, lugares emblemáticos… Todo lo documentó para mostrarlo a la sociedad de su tiempo y de los tiempos venideros.
Aunque mostró desde la infancia un interés especial por el arte, en particular por el dibujo, motivos familiares le empujaron a hacerse cargo de la farmacia familiar, que regentó, durante varias décadas, con la ayuda de su esposa Concepció Tortosa. Como farmacéutico y amante de la botánica, realizó meticulosas ilustraciones de plantas, lo que lo convirtió en colaborador habitual de la sección de botánica de la revista Integral, al tiempo que exponía sus dibujos en el escaparate de su farmacia, situada en la Rambla. Sus delicados dibujos de botánica y sus espontáneas escenas urbanas, son el mejor ejemplo de fusión de sensibilidad artística y objetividad científica.