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    La Haya celebra al Miró escultor

    A los 81 años, Joan Miró (1893-1983) le dijo en broma a su amigo y colega Alexander Calder: «Soy un pintor consagrado pero un escultor joven.» Su fama mundial le había llegado por sus pinturas surrealistas, dibujos y collages- pero sus esculturas no fueron reconocidas hasta mucho más tarde. Los críticos las veían como meras extensiones de sus cuadros y no como ‘auténticas’ obras escultóricas independientes. 

    El museo Beelden Aan Zee de La Haya acoge la retrospectiva Joan Miró – Esculturas que incluye 55 de estas piezas tridimensionales, entre las que encontramos desde figuras en las que se aprecia el lenguaje formal de sus lienzos pasando por pájaros abstractos y retratos metafóricos femeninos realizados con ensamblajes de objetos cotidianos. Esta exposición ha sido realizada en estrecha colaboración con instituciones como la Fundació Joan Miró de Barcelona y la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence.

    Miró contemplando una raíz, playa de Mont-roig, 15 de septiembre de 1946. Foto: Joaquim Gomis, Gomis i Serdaño. Arxiu Nacional de Catalunya.

    “Con su fértil imaginación y su vanguardista perspectiva sobre el arte, Miró influyó no solo en muchos artistas, sino también en la forma en que sus admiradores ven el mundo que les rodea. Con esta exposición, esperamos que la producción escultórica de uno de los más singulares e importantes creadores del siglo XX reciba el reconocimiento y la aclamación que merece”, ha manifestado Brigitte Bloksma, directora del museo neerlandés. Las esculturas que se exponen, fruto de su naturaleza experimental y de su afición por las formas primitivas y la artesanía, son un registro visual de la búsqueda permanente que Miró llevó a cabo de ideas, materiales y técnicas innovadoras.

    Sus primeras incursiones en el medio tuvieron lugar entre finales de los años veinte y principios de los treinta. Fue entonces cuando comenzó a experimentar con la arcilla produciendo a lo largo de su vida cientos de cerámicas. Aunque a veces delegaba la producción técnica en otros, seguía involucrado en todo el proceso creativo. Miró consideraba la cerámica una forma de magia, en la que la sinergia entre la arcilla, el fuego, la ceniza y el humo daba lugar a objetos extraordinarios. A partir de 1928, empezó a combinar objetos cotidianos en conjuntos con un trasfondo irónico. En sus representaciones surrealistas, cosas como cucharas, piedras, clavos, juguetes, sillas, tubos de pintura o raíces de árboles, están imbuidos de un significado simbólico. Para Miró, la naturaleza, y el mar en particular, fueron inagotables fuentes de inspiración. El tiempo que pasaba en la playa cerca de su estudio mallorquín no hizo más que intensificar su amor por la escultura. Los objetos que encontraba en la orilla durante sus paseos tuvieron una gran influencia en sus esculturas y ensamblajes. Por ello es especialmente sugerente que su obra tridimensional se exponga ahora en el museo Beelden aan Zee, que se levanta entre dunas con vistas al Mar del Norte.

    Personnage, 1974. Foto: Colección de Arte Contemporáneo Fundació “la Caixa” © Successió Miró c/o Pictoright Amsterdam 2024

    Miró solía disponer los objetos por el suelo de su estudio originando composiciones sorprendentes a las que a menudo bautizó como personnages, que posteriormente hacía fundir en bronce. En algunos casos, primero creaba modelos de yeso sobre los que podía trabajar sin límite hasta que sentía que eran lo suficientemente buenos como para merecer ser fundidos en metal. Dos de estas obras en yeso, como el gran Modelo para torso (1969), han abandonado por primera vez los almacenes de la Fundació Joan Miró para exponerse en el museo. Las esculturas mironianas más ambiciosas vieron la luz en los años 60 y 70. Gracias a la sólida reputación que había adquirido en las décadas anteriores, al final de su carrera, Miró recibió numerosos encargos de esculturas monumentales. Estas comisiones le dieron la oportunidad de explorar medios novedosos como el acero, las mallas metálicas, el hormigón o los azulejos cerámicos. Este capítulo de su producción se ilustra en esta muestra con el bronce Project pour un monument y el modelo en resina sintética para la escultura (de tres metros de altura) Couple d’amoureaux aux jeux de fleurs d’amandier, que se instaló frente a La Défense en París, y que ha salido de la Fundació Joan Miró por segunda vez en su historia. [Hasta el 2 de marzo. Museum Beelden Aan Zee. La Haya. Beeldenaanzee.nl]

    Personnage et oiseau, 1970. Fundació Joan Miró, Barcelona. © Successió Miró c/o Pictoright Amsterdam 2024
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