“Ignacio Zuloaga es el Velázquez del siglo del automóvil, el Goya de los primeros fulgores de la electricidad”, escribió Ortega y Gasset. Con motivo de la retrospectiva que le dedica el Museo de Bellas Artes de Bilbao revisitamos la figura de un artista inclasificable. Son numerosos los testimonios que hablan de la energía, convicción y ambición del pintor vasco. El escritor Josep Maria Jordá, escribía en 1895: “Allí [en París] cayéndose hoy, levantándose mañana, entre angustias y privaciones, entre alegrías y tristezas, entre ilusiones y desengaños, dedicó toda su energía a la pintura, vacilando entre tantas escuelas diversas, entre tantas tendencias nuevas, entre tantas locuras, intentando todos los estilos y apasionándose por todos los modos, buscando entre dudas la fórmula del arte moderno, del arte que se aviniera a su temperamento sobrio y enérgico (…)”. [Retrato de la condesa Mathieu de Noailles, 1913. Museo de Bellas Artes de Bilbao]