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    Historia de una niña prodigio

    Élisabeth Vigée Le Brun fue una niña prodigio que con apenas 15 años ya se ganaba la vida con sus pinceles. Aún adolescente, entró en la centenaria y exclusiva Académie de Saint Luc.

    Su enlace con el marchante Jean-Baptiste-Pierre Le Brun fue visto con suspicacia pues su marido le doblaba la edad. El matrimonio fue breve, debido a los rumores de infidelidad que perseguían a Le Brun, cuya envidiable agenda de contactos le ayudó en su carrera. En 1776, Vigée Le Brun pintó por primera vez a María Antonieta. La reina quedó tan encantada con su obra que le encargó más de treinta retratos suyos. Su estrecha vinculación con la monarquía le obligó a huir del país tras la toma de la Bastilla. Vigée Le Brun se exilió en Rusia, Italia y Austria donde se dedicó a pintar retratos de aristócratas hasta su regreso a Francia, donde fallecería, tras una vida plena e intensa, a los 87 años de edad. El Grand Palais de París acoge la primera retrospectiva consagrada a la obra de la pintora reuniendo más de 130 obras, de técnicas y soportes distintos, algunas de las cuales se exhiben por primera vez en público. [Elisabeth Louise Vigée Le Brun, La artista pintando un retrato de la reina María Antonieta, 1790. Florencia, Galleria degli Uffizi, Corridoio Vasariano © Galleria degli Uffizi, Florencia / Bridgeman Images]

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