Modelo, musa, fotógrafa, artista, corresponsal de guerra y chef. Todo eso fue Lee Miller. Descubierta por Condé Nast, se convirtió desde su primera portada para Vogue en 1927 en una modelo solicitada por las mejores revistas de moda. Muchos de los grandes fotógrafos de la época la retrataron hasta que ella decidió pasar al otro lado del objetivo. Tras esta decisión se fraguó una de las carreras más brillantes de la historia de la fotografía universal. Amiga de Picasso, Ernst, Cocteau, Miró y todo el grupo de los surrealistas, Miller abrió su propio estudio en el que trabajó con éxito la fotografía de moda y el retrato, aunque lo más notable fueran sus imágenes surrealistas, muchas de las cuales fueron erróneamente atribuidas a su compañero sentimental Man Ray. Esta exposición reúne un centenar de fotografías entre las más icónicas de su carrera, como la mítica sesión realizada en el apartamento de Hitler, pocas veces exhibida. [Retrato solarizado, posiblemente Meret Oppenheim © Lee Miller Archives]
