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    Filip Custic, el artista que desafía el paradigma

    ¿Qué significa ser un ser humano hoy? ¿qué nos depara el futuro como especie? ¿cómo influye la tecnología en nuestro sentido de la identidad? Cuestiones como estas obsesionan a Filip Custic (Santa Cruz de Tenerife, 1993) que profundiza en ellas a través de experiencias multisensoriales en las que la tecnología, desde la robótica a la Inteligencia Artificial, está al servicio de su desbordante imaginación y también de un mensaje en favor de la diversidad. Custic quiere “desafiar los límites del arte tradicional” con obras que se mueven entre lo real y lo onírico, el mundo material y el virtual, capturando lo mejor de ambas realidades. Aparte de su trabajo como artista visual, representado por la plataforma ONKAOS, el programa de apoyo a artistas new media de la Colección SOLO, el creador hispano-croata, que supera los 200.000 seguidores en Instagram, ha trabajado para editoriales como Vogue y casas de moda como Balmain, Kenzo o Palomo Spain. Además, fue el artífice de la identidad visual del icónico álbum El mal querer de la cantante Rosalía. “Me gustaría ser un gran retratista de nuestro tiempo” nos dice Custic a quien el Museo Cerralbo de Madrid dedica una retrospectiva sobre su obra en el contexto de PHotoEspaña.

     ¿Qué experiencias y referencias estéticas diría que han configurado su imaginario? Cuando empecé expresaba todo eso exclusivamente de forma fotográfica, pero hace un par de años empecé a diversificar los medios a través de los cuales comunicaba la idea. Comencé a jugar con la escultura, con el vídeo y a experimentar con ideas más virtuales como filtros, etc. Y llegó un momento en el que sentí que ya no tenía pasado al que mirar. Estaba en el presente mirando hacia el futuro y vi que el único elemento diferenciador de nuestra era es la tecnología, que es un medio infinito, con un factor sorpresa. Reflexiono sobre quiénes somos, las estructuras que creamos para definirnos y cómo nos atraviesa la tecnología. Me inspiro mucho en el presente inmediato y en el porvenir a corto plazo.

    En sus “cuadros virtuales” combina diferentes medios, desde la fotografía, la escultura y la performance a las últimas tecnologías Son mi forma de desafiar los límites del arte tradicional. Fusiono medios clásicos y digitales para crear experiencias inmersivas y multisensoriales. Lo que pretendo es que el espectador no solo observe la obra, sino que interactúe con ella, se replantee su percepción de la realidad y descubra nuevas posibilidades de verse a sí mismo y al mundo que le rodea.

    ¿En qué consiste el “objetismo? Es el movimiento que me ha permitido utilizar objetos cotidianos de manera inesperada, dándoles nuevos significados y cuestionando su función habitual. Con esta transformación invito al espectador a preguntarse sobre la naturaleza de la realidad, a desafiar las percepciones preconcebidas y a investigar la relación entre el objeto y su representación.

    Los espejos y cristales aparecen de forma recurrente en su obra Sí, son objetos que simbolizan la dualidad, la fragilidad y la autoexploración. Funcionan como ventanas hacia el alma, reflejos de nuestra realidad y metáforas del poder transformador de la percepción.

    Ha explicado que no se desnuda sino que se viste con objetos pero ¿qué importancia tiene el cuerpo humano en su iconografía? No es solo un objeto en mi obra sino un lienzo sobre el que proyecto mis ideas y emociones. Quiero explorar la fluidez de la identidad, la construcción de la imagen personal y los retos que encaramos en la era digital para aceptar y celebrar nuestros cuerpos en toda su diversidad. No se trata de una mera exposición física, sino de «vestirlo» con objetos y tecnologías que desafíen las normas preestablecidas.

    ¿Cómo impactan las tecnologías digitales en nuestra conciencia y sentido de la identidad? Creo que la tecnología es una herramienta que puede ser negativa o positiva según cómo se utilice. Es una invención humana y, por tanto, un reflejo de nosotros mismos. Mi generación está viviendo con las redes de la era de la dismorfia, que están generando problemas de salud mental. Como artista trato de utilizar la tecnología como instrumento para celebrar la diversidad de lo que somos. Lo hice especialmente en la escultura interactiva pi(x)el o en mi serie de bolsos-pantalla. Son obras en las que la tecnología ayuda a expandir la identidad.

    ¿Qué sensaciones le gusta provocar? Me gustaría que mis obras, ya sean performances o exposiciones, permitieran sentir algo nuevo, algo nunca antes vivido, que ayudaran a abrir un diálogo interior. ¡Ojalá que mi trabajo sirviera para ampliar el pensamiento!. Básicamente desearía que quien viera mis obras experimentara nuevos paradigmas y situaciones para poder pensar fuera de la “programación” que hemos tenido como humanos.

    ¿Ha tenido problemas con la censura? Como artista he abordado temas sensibles como la sexualidad, la identidad de género y la dismorfia corporal, y eso me ha expuesto a la posibilidad de censura. También he tenido alguna mala experiencia con ciertos clientes importantes cuyo conservadurismo e incluso homofobia me impidieron desarrollar mi trabajo. Pero creo en la libertad de expresión y en el poder del arte para desafiar los límites de lo socialmente aceptado y generar grandes debates.

    Ha creado filtros muy impactantes El de Fibonacci, por ejemplo, surgió de mi descubrimiento de que la proporción áurea lo es todo, es bella por sí misma y se adapta a todos. Sin sonar frívolo comprendí que la belleza tiene expresiones muy diversas. Este filtro es como un tótem tecnológico, un aprendizaje que hice y en el que aún estoy en proceso, buscando una «reprogramación» de mí mismo.

    Sus obras, en las que ha investigado desde la fotoelasticidad a las pantallas táctiles, traslucen su interés por la ciencia Así es, me interesa muchísimo, y también reflexionar sobre el futuro que viene, aprender, investigar, probar materiales y tecnologías. Ahora estoy trabajando en una pieza con ferrofluido. Si alguien me dijese que tengo recursos infinitos, abriría un estudio increíble con herramientas y máquinas futuristas increíbles, con las mayores impresoras 3D con la mejor resolución, y contrataría a gente talentosa que dominase técnicas que yo no controlo… [Vanessa García-Osuna. Foto:  © Filip Custic. Cortesía ONKAOS]

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