En las primeras décadas del siglo XX, algunos artistas italianos como Giorgio de Chirico, Giorgio Morandi o Felice Casorati, volvieron su mirada a la tradición clásica como modelo para recuperar un tiempo dominado por los valores de la belleza y la armonía. Estas corrientes discurrieron en clara sintonía con la trayectoria de otros artistas que, en Europa y en América —entre ellos, Picasso, Derain o Hopper—, retomaron el realismo en un sentido moderno. Tras la Gran Guerra, e identificando la vanguardia más radical con la experiencia de desorden histórico, moral y cultural, el arte se propuso, en términos generales, un «retorno al orden», un regreso a la seguridad y la serenidad asociados a la belleza y el canon clásicos. Esta exposición se argumenta con un centenar de obras maestras emblemáticas de más de cien artistas del periodo de entreguerras.