“Nadie ha mirado nunca la pintura de Matisse con más atención que yo; y nadie ha observado la mía con más celo que él” decía Picasso. Aunque al principio, ninguno de los artistas parecía apreciar las pinturas del otro, al mismo no les pasaba inadvertido el poder que tenían para desafiar y estimular a su rival. Durante el resto de sus vidas, mantendrían un ojo puesto en las nuevas obras del otro, incitándose a pintar los mismos temas, a veces bajo el mismo título. Su relación puede describirse de muchas maneras: rivalidad, diálogo, juego de ajedrez… El mismo Matisse la comparó una vez con un combate de boxeo. Pero también se convirtió en la amistad de dos titanes que transformaron nuestro sentido de la belleza en el arte. Esta exposición recrea un hermoso diálogo a través de casi 140 obras, entre cuadros, esculturas y grabados. [Matisse dibujando a Lydia Delectorskaya, c. 1952 © Centre Pompidou, MNAM / CCI Bibliothèque Kandinski / Hélène Adant Photo]