Esta exposición propone seguir los pasos de los artistas que en el siglo XIX se adentraron en los territorios del Oeste norteamericano, asumiendo el reto de mostrar sus paisajes, desconocidos y exóticos, y de representar las formas de vida de los indios americanos que desaparecían ante sus ojos por efecto de la colonización. Con su trabajo, contribuyeron a crear desde muy pronto una «ilusión» del Lejano Oeste que combinaba el entusiasmo y la admiración con los tópicos, prejuicios y expectativas del hombre blanco. La imagen que transmitían pronto se convertiría en el mito del indio salvaje, viviendo en las praderas en comunión con la naturaleza, muy alejado de la visión que el cine popularizaría años más tarde. [George Catlin, Jefe Caballo, gran jefe pawnee, 1832].