Los misterios del antiguo Egipto empezaron a perseguir a Jordi Clos (Barcelona, 1950) desde niño. Con doce años, ya se sentía profundamente atraído por los egipcios, las tumbas, los tesoros y las maldiciones. Recién cumplidos los dieciséis años, se gastó todos sus ahorros en lo que sería su primera adquisición como futuro coleccionista: en el Mercado de Sant Antoni de Barcelona encontró un lote de libros, publicaciones, revistas y fotografías antiguas de viajes y expediciones arqueológicas en las que podía verse el estado en que se encontraban los templos egipcios a principios del siglo XX. Y llegó el día en que fue al país de las pirámides. En 1969, a los 19 años, compró su primera pieza egipcia, un ushebti; fue en Luxor, en un anticuario situado en los bajos del Winter Palace, un lugar fascinante para él porque era donde se alojaban los grandes arqueólogos, como Howard Carter. Jordi Clos, fundador del Museu Egipci de Barcelona, responde en este número a nuestro Cuestionario T.