Soñaba con tener un taller espacioso y su sueño se hizo realidad gracias a su amigo Josep Lluís Sert que se lo construyó en Mallorca. “Solo utilizo los objetos que encuentro –decía Joan Miró (Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983)– los reúno todos en mi estudio, que es muy grande, los pongo por el suelo, y escojo ese o aquel otro…”. Eran objetos que encontraba en sus paseos por el campo y por la playa y con ellos creaba en su estudio la atmósfera de inspiración necesaria para que se produjera lo que él llamaba la ‘chispa mágica’, punto de partida para sus composiciones. Esta importancia del objeto en el desarrollo poético de su obra se explora ahora en la Fundació Joan Miró de Barcelona en la exposición Miró y el objeto. La realización de otro de los sueños de Miró, el de reunir en un libro fotografías de objetos de su estudio, es una realidad que ya tiene título: El ojo de Miró, un volumen con fotografías de Jean Marie del Moral. Pero esta magia del estudio no se ha quedado en Mallorca y puede también verse en Londres, donde la Galería Mayoral de Barcelona presenta una recreación. Ambos proyectos cuentan con la implicación personal del nieto del artista, Joan Punyet Miró, a quien entrevistamos para ofrecer una visión íntima y reveladora de una de las grandes figuras del arte del siglo XX. [Joan Miró, Son Abrines, 1978. Foto: Jean Marie del Moral]
