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    Eli y Edythe Broad: Angeles del arte

    El Lorenzo de Medici de Los Ángeles es el augusto epíteto que le han puesto a Eli Broad (Nueva York, 1933), por su labor como benefactor de las artes en esa ciudad americana, además de ser el magnate que está detrás de algunas de las ventas memorables de las subastas del siglo XXI. El proyecto más querido de Eli y Edythe Broad, sin embargo, ha sido la apertura de su propio museo, The Broad, en septiembre de 2015. Diseñado por Diller Scofidio + Renfro, es un edificio de estética futurista que costó 130 millones de euros y que ha dinamizado el centro de Los Ángeles. Vanessa García-Osuna

    Un niño del Bronx que llega a convertirse en un titán entre los coleccionistas de su tiempo. ¿Qué ha sido lo mejor de su odisea en el mundo del arte? Mi esposa Edythe fue la primera coleccionista de nuestra familia. Yo fui una flor tardía y no me interesé por el arte hasta la década de 1970. Lo que sí aprendimos desde el principio es que las mejores colecciones se habían forjado en vida de los artistas. Nos atrajo el arte contemporáneo porque nos encantaba conocer a sus autores y charlar con ellos sobre su trabajo. Descubrí que las conversaciones con los artistas eran estimulantes, y que ellos tenían una visión diferente del mundo. Suelo decir que me aburriría mucho si pasara todo mi tiempo rodeado de banqueros, abogados, contables y gente de negocios.

    Le llaman el Medici de Los Angeles. ¿También colecciona para la posteridad? Edythe y yo hemos tenido la suerte de formar nuestra colección a lo largo de más de cincuenta años. Hoy en día, poseemos más de 2.000 obras de unos 200 artistas. Al reunir nuestros fondos siempre hemos tenido en mente que queríamos que tuvieran una proyección pública. Hemos querido poner nuestro granito de arena para que el arte sea accesible al máximo número de personas posible. Nuestro deseo se ha hecho realidad a través de The Broad Art Foundation, que es una biblioteca de préstamo de arte contemporáneo. Desde 1984, hemos realizado cerca de 8.500 préstamos a 500 museos y galerías de todo el mundo. Y ahora somos capaces de mostrar muchas de las obras en The Broad, el museo que hemos abierto en el centro de Los Ángeles, mientras seguimos dejando obras a otros centros. Esta es una de las razones por la que la entrada a nuestro espacio es gratuita, para que el arte contemporáneo sea asequible a todos.

    Después de casi media vida comprando arte, ¿cuáles han sido los cambios más relevantes que ha visto en el mercado? Bueno, comercialmente, nadie podría haber predicho cómo iba a dispararse el mercado. Nunca hemos comprado como inversión y no vendemos lo que adquirimos. Lo único que sucede cuando nuestro arte se revaloriza es que nuestras primas de seguros se encarecen. Tuvimos la suerte de comprar muchas piezas de artistas que estaban en sus comienzos, de lo contrario, no hubiéramos tenido dinero para pagar la colección que tenemos hoy. Fuimos los primeros coleccionistas de Cindy Sherman, Jeff Koons, Jean-Michel Basquiat y muchos otros antes de que se convirtieran en superestrellas.

    ¿Cuál fue la primera impresión que tuvo de ellos y sus obras? Había algo en las creaciones de esos artistas. Recuerdo haber visto el trabajo de Cindy Sherman por primera vez cuando visitamos la galería Metro Pictures en la calle Mercer en el Soho. Por aquel entonces llevábamos coleccionando ya una década. No olvido que era el mes de noviembre de 1982, y estaban exponiendo el trabajo de Cindy de su serie rear-screen projection. Nos invitaron a ir a la planta de abajo y echar un vistazo a algunas obras de series anteriores que no se habían vendido todavía. Eran fotos en blanco y negro que parecían sacadas de una película de los años 50 o 60. En aquella época no coleccionábamos fotografía, pero nos quedamos deslumbrados. Vimos algo que trascendía de la fotografía. Nos impactó descubrir que era la propia Cindy la que salía en todas las imágenes. Sin pensarlo mucho decidimos comprar 20 copias de una tacada y desde entonces, casi cada año, hemos ido añadiendo piezas de sus diferentes cuerpos de trabajos.

    Es una pregunta difícil pero de las más de dos mil piezas que han reunido, ¿cuáles tienen un significado especial? Nos preguntan a menudo por nuestras obras predilectas, que es como preguntar si tenemos un hijo favorito. ¡Es imposible escoger! Pero hay algunas con las que hemos convivido durante tanto tiempo que son verdaderamente especiales para nosotros. Edye adora todos los trabajos que tenemos de Cy Twombly y yo le tengo un cariño especial al Conejo de Jeff Koons.

    ¿Recuerdan su primera gran adquisición? ¿Qué principios les han guiado al coleccionar? Curiosamente no empezamos coleccionando arte contemporáneo. Nuestra primera compra importante fue un dibujo a tinta de Van Gogh. Pero era una pieza muy frágil y sensible a la luz, y teníamos que tenerla guardada dentro de un cajón la mitad del año. Así que decidimos cambiarla por un cuadro de Rauschenberg, Pintura roja, que hoy se puede ver en The Broad. Aquel paso marcó nuestra transición hacia el arte de postguerra y contemporáneo. Antes de hacer ninguna adquisición llevamos a cabo mucho trabajo de investigación. Leemos todas las revistas de arte y trabajamos en estrecha colaboración con nuestra conservadora de toda la vida, y ahora directora de The Broad, Joanne Heyler.

    Dice que conocer a los artistas fue una de las motivaciones que les llevaron al arte actual. ¿Cuáles fueron los encuentros memorables? Hemos tenido ‘interacciones’ muy enriquecedoras con los artistas. Somos buenos amigos de Jeff Koons y nos encanta pasar tiempo con él. ¿Una anécdota curiosa? Coincidimos con Andy Warhol una vez en una fiesta, y cuando traté de hablarle de mi colección de arte, ¡se alejó de mí!. Jean-Michel Basquiat vino a a visitarnos a casa y se fumó un porro en nuestro tocador. Nuestro hijo no estaba demasiado contento y nos recriminó: “¡A mi no me hubiérais dejado!”

    Cuando Eli Broad compra una obra, el mundo entero toma nota. ¿Qué se siente al ser un emblema del mercado del arte? Bueno, no sabría qué decir. Supongo que Edythe y yo somos coleccionistas atípicos porque nunca hemos comprado arte como inversión. Nuestro objetivo es conseguir que el arte sea accesible a la audiencia más amplia posible, por lo que cuando adquirimos una obra, significa que esa pieza se verá en un museo.

    Sé que tienen un Miró, ¿hay algún otro artista español en su colección? También tenemos un cuadro de Picasso y una litografía y una carpeta de grabados de Dalí. Hemos estado muchas veces en España, y recordamos con cariño sobre todo nuestras visitas al Museo del Prado en Madrid.
    Eli Broad

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