Enterradas bajo capas de pinturas y barnices, en el borde inferior de este boceto al óleo del siglo XVII, se hallan dos huellas dactilares, presumiblemente las de su autor, Rembrandt van Rijn. Las marcas, que sin duda son del pulgar del artista, permanecieron ocultas hasta la reciente restauración del cuadro. Aunque difícil de probar de forma concluyente, podrían ser las únicas huellas dactilares conocidas del maestro holandés. El 5 de diciembre, Sotheby’s licita Estudio de cabeza de hombre joven, que mide poco más de 25 cm, y está estimado en 6,5 millones de euros. Es un retrato de Cristo que hasta hace poco colgaba en la casa del pintor en Ámsterdam y sale al mercado por primera vez en 60 años. Datado hacia 1650, forma parte de una pequeña serie de dibujos al óleo informales pero intensamente conmovedores en los que Rembrandt retrató al mismo muchacho, un joven vecino de su barrio. Es probable que el pintor concibiera esta representación de la juventud de Jesús como un estudio para Cristo en el Jardín de Getsemaní, un tema que trató en varios dibujos y en un grabado, pero cuya pintura no sobrevivió.