Entre 1901 y 1904, Paco Durrio vivió en el Bateau-Lavoir donde acogió a sus compatriotas recién llegados que no tenían alojamiento. Renunció a su estudio en favor de Picasso y se instaló en una casa-taller en el Impasse Girardon, cerca del Maquis, la zona más pintoresca y bohemia de Montmartre. «Era un gran artista y un hombre muy pequeño. Su tamaño era casi el de un niño -escribió André Warnod- Como era tan modesto, conocemos poco de su obra, que sin embargo fue notable. En su horno, cocía cerámica, alfarería y cincelaba joyas…». Llegado a París muy joven, conoció a Gauguin y guardó con devoción el retrato de su madre que le pintó el maestro. Las obras de Durrio, escasas en el mercado, se encuentran en el Museo de Orsay de París, el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museo Reina Sofía de Madrid. La que ofrece la casa Gros & Delettrez en Drouot, Cabeza grotesca, es una pieza única creada en 1895 y ejecutada por el artista hacia 1918. Sale a pujas el 12 de abril valorada entre 35.000 y 45.000 euros.