“Ojalá que esta crisis haga resurgir ciertos valores del arte sepultados bajo la dictadura del mercado” manifiesta Cristóbal Toral desde su estudio en Toledo. Para el artista de Antequera, figura señera del realismo español contemporáneo, esta tragedia tal vez alumbre un mundo nuevo más sensible y genuino en el que el arte se aleje de la dinámica mercantilista en la que llevaba instalado los últimos tiempos.
¿Cómo está viviendo esta crisis? Con mucha preocupación y aislado en el estudio en donde, afortunadamente, me ha pillado con bastante material para poder trabajar.
¿En qué ocupa su tiempo durante estos días de confinamiento? En realidad para mí supone un aislamiento muy relativo, pues la verdad es que yo llevo toda la vida recluido en el estudio para realizar mi trabajo. No obstante, en estos días percibo una tremenda diferencia cuando me asomo por la ventana y veo la calle desierta y compruebo un silencio extraño, solo alterado por la sirena de alguna ambulancia. Entonces siento una sensación turbadora que me acompaña todo el tiempo aunque este aislado.
¿Qué lecturas, películas o música le ayudan a sobrellevar la situación? Como sigo mi ritmo de trabajo normal no tengo que recurrir a ningún entretenimiento especial.
¿Está trabajando en estos momentos? Sí, más que nunca, porque como no tengo que salir estoy todo el día con la ropa de pintar sin necesidad de cambiarme.
¿Cree que esta experiencia tendrá reflejo en su obra de alguna forma? Sin duda alguna. Creo que a partir de esta catastrófica experiencia todos tendremos que reflexionar en mayor o menor medida. En mi caso, yo siempre lo he visto todo muy misterioso, la vida, los seres humanos, el planeta tierra, el cosmos… y, por supuesto, también esta pandemia me parece muy enigmática. Sin embargo, hemos creado un mundo al margen de lo que significa ese misterio y la incertidumbre que conlleva. La civilización nos ha aportado muchos adelantos que no sabemos aprovechar y que sólo los utilizamos como un flotador para quedarnos cómodamente en la superficie y no esforzarnos en profundizar en lo esencial. Nos hemos instalado en convencionalismos, en un mundo virtual y en una dinámica de mercado que ha absorbido incluso a los intelectuales. Bernard Berenson, historiador y crítico de arte, dijo refiriéndose a los creadores: “Según es el fondo es la forma”. Pues bien, ahora por ejemplo, el fondo de algunos artistas es el mercado. Por eso no resulta extraño que haya algunos súper cotizados que tienen como referencia creativa la banalidad y lo vacuo. Deseo, al menos, que esta crisis sirva para hacer revivir ciertos valores en el arte que han quedado sepultados bajo la férrea, y tantas veces poco clara, dictadura del mercado.
¿Cuál sería el primer museo que le gustaría volver a visitar en cuanto sea posible? El Museo del Prado y el MoMA. Recientemente, unos días antes del confinamiento, me hicieron una entrevista delante de Las Meninas. Fue una experiencia fantástica estar solo, sin público, en la sala Velázquez y hablar de las Meninas. Llevo visitando el Prado 59 años y el MOMA desde hace 51. Espero poder volver a hacerlo cuanto antes. Será la señal de que la pandemia ha sido controlada. Y quisiera aprovechar esta entrevista para sumarme al homenaje que merecen los sanitarios y todas las personas, de distintas profesiones, que con su esfuerzo y riesgo y dando lo mejor de sí mismos nos están ayudando en medio de esta tragedia.