En un período de tiempo relativamente corto, de 1907 a 1936, Arthur y Hedy Hahnloser-Bühler acumularon una de las colecciones más importantes de arte moderno que atesoraban en su mansión Villa Flora en la localidad helvética de Winterthur. La pareja ayudaba a los artistas representados en sus fondos, en su mayoría autores todavía poco conocidos o cuanto menos controvertidos en aquella época, como Giovanni Giacometti, Ferdinand Hodler, Félix Vallotton, Pierre Bonnard o Henri Matisse. Guiándose por el deseo «de vivre notre temps», los mecenas cultivaron una estrecha amistad con los creadores organizando veladas semanales en su casa, en torno a un humeante café negro, que acabaron siendo conocidas como “el café de la revolución”. [Felix Edouard Vallotton, La blanca y la negra, 1913]