En la serranía de Segovia, en el pueblo de Torrecaballeros, tiene su casa y estudio el pintor Carlos León (Ceuta, 1948) que ha visto como el estado de alarma obligaba a suspender su actual retrospectiva en el CAC de Málaga, Tomando distancia, en la que, a través de sesenta piezas, se repasaba una sólida trayectoria honrada con galardones como el Premio Arte y Mecenazgo concedido por La Caixa en 2016. El confinamiento, sin embargo, no ha apagado las ganas de crear de este artista que ha emprendido una serie de óleos sobre papel, un registro nuevo en su producción, en los que palpita la angustia con la que está viviendo la crisis “con amigos queridos luchando en las UCIs”. [Foto: Francisco de las Heras].
¿Cómo está viviendo esta crisis? Como vivo en el campo, el confinamiento está siendo más llevadero de lo que, al menos para mí, sería vivirlo en un piso de ciudad. Por otra parte, poder trabajar a diario no deja de ser un privilegio. Vivo y tengo el estudio en Torrecaballeros, un pueblo a 11 kilómetros de Segovia.
¿En que ocupa su tiempo durante estos días de confinamiento? Podría decir que en lo de siempre: en trabajar, leer, escuchar música… Lo que no puedo hacer es irme a Madrid de vez en cuando, ni salir al campo aún teniéndolo tan cerca, ni planear ningún tipo de escapada.
¿Qué lecturas, películas o música le ayudan a sobrellevar la situación? Estoy leyendo bastante: el libro del filósofo y escritor Rüdiger Safranski sobre dónde surge el mal y por qué, El mal o El drama de la libertad (Tusquets Editores), ensayos sobre arte del francés Pierre Bourdieu y el último libro de Roberto Calasso, La actualidad innombrable (Anagrama). Por cierto, muy oportuno intentando descifrar la sociedad actual. Y también leo mucha poesía. Escucho música a todas horas. Soy de gustos eclécticos. Paso del Barroco al heavy metal con una parada en Arnold Schönberg. Y además, estoy escribiendo más que nunca.
¿Está trabajando en estos momentos? Sí, de momento en obras de tamaño mediano. He emprendido una serie de óleos sobre papel. Es nuevo registro para mi, sin duda influido por lo trágico de la situación, con personas fallecidas y con amigos muy queridos luchando en las UCIs.
¿Se está reflejando esta situación en su obra? Sí, está influyendo. La reflexión que está en el aire es múltiple, son demasiadas las incógnitas a las que nos enfrentamos, y la incertidumbre respecto del futuro inmediato es total. Seguramente nos encontremos pronto viviendo una especie de postguerra, con pobreza, duelo, y problemas políticos peligrosos. No sabemos si viviremos una catarsis que nos haga pensar con lucidez y nos mejore, o si caeremos en una mayor falta de libertad.
¿Cuál sería el primer museo que le gustaría volver a visitar en cuanto sea posible? Sin duda el Prado, pero, desde luego, regresaría pronto al contacto con el arte contemporáneo. La oferta en el Reina Sofía debería ser más abierta al gran arte internacional y dar mayor visibilidad a los artistas españoles de todas las tendencias. Creo que ya llevamos demasiado tiempo obligados a contemplar los gustos personales de su director. Y, por supuesto, me acercaré al CAC Málaga donde tengo una gran retrospectiva. No sé si a desmontar o todavía a disfrutarla colgada.