Pintores separados por siglos, como Roger van der Weyden o Joaquín Sorolla, pero unidos por una sensibilidad atemporal inspiran estos días a la anticuaria Ana Chiclana que, pese al momento incierto que vive el mercado del arte, es optimista sobre su futuro, en particular el segmento de los maestros antiguos pues como asegura: “ha sabido sobrevivir ya a muchas vicisitudes, reinventándose después de las dos últimas guerras mundiales.” Chiclana, expositora en la prestigiosa Biennale de París, constata que el mercado sigue activo, aunque a otro ritmo, y aconseja “estar pendientes para saber adaptarnos a los cambios que serán positivos si sabemos enfocarlos.”
¿Dónde y cómo está viviendo esta crisis? Estoy en Madrid, en casa, aprovechando para sacar partido a todo lo que no te da tiempo a hacer con el ritmo habitual. Reorganizando prioridades y viendo que se aprende mucho en estas situaciones, he podido retomar hábitos que tenía aparcados, disfrutar más de la casa, hablar sin prisa con familiares y amigos, sirve para volver cada uno a nuestras raíces, ordenarnos.
¿En qué ocupa su tiempo durante estos días de confinamiento? Se me pasa el día rápido, entre semana seguimos con horario de trabajo mañana y tarde, estamos preparando un catalogo con nuestras últimas adquisiciones. Son obras con un estudio científico riguroso que presentaremos en español, francés e inglés. Este trabajo necesita calma, tiempo y concentración. Por otro lado seguimos activos con clientes que estudian posibles compras. También personas que venden algunas colecciones. El mercado sigue vivo, a otro ritmo y con otras circunstancias, pero hay que estar pendientes para saber adaptarnos a estos cambios que serán sin duda positivos si sabemos enfocarlos. Los fines de semana son más tranquilos, con ocio, deporte y buenas lecturas.
¿Qué lecturas, películas o música le ayudan a sobrellevar la situación? Estoy disfrutando de novelas narrativas, historias que ocurren en un Madrid de principios del siglo XX y te permiten soñar e imaginarte los barrios ya conocidos hoy con otra perspectiva. También leo buena literatura francesa, como Guy de Maupassant, o Les Grandes Amitiés de Raïssa Maritain.
La música, es mi gran aliada, por las mañanas Beethoven, y siempre a última hora de la tarde, música pop: Céline Dion, Nora Jones, Alicia Keys, Francis Cabrel, relaja y anima, disfruto mucho y es el momento de hacer balance de lo ocurrido en el día y cómo enfocar el día siguiente. Sigo de cerca la programación de conciertos live en redes sociales, me gusta ver como se defienden al natural los cantautores y como establecen la conexión con el público a través de las nuevas tecnologías.
¿Qué impacto cree que tendrá esta crisis en nuestro mercado del arte? Tendrá un impacto relacionado con el cambio social y económico. Estos cambios los llevamos percibiendo desde principios del siglo XXI, creo que esta circunstancia de impacto mundial servirá para redefinir la manera de relacionarnos con el público. En el sector concreto que trabajamos, los maestros antiguos, creo que uno de los secretos estará en saber defender la calidad de las obras. También en ser muy cuidadosos y exquisitos en el trato particular con nuestros clientes, para preservar la confianza y la seguridad de lo que ofrecemos, poniéndonos en su lugar y sabiendo acompañar al comprador en el conjunto de la venta. El mercado de arte antiguo, tiene la ventaja de haber sabido sobrevivir ya a muchas vicisitudes, sabiendo adaptarse y renacer después de las últimas dos guerras mundiales, reinventándose. Mientras la calidad de las obras que ofrezcamos esté a la altura, podremos preservar un mercado sano y activo.
¿Qué artista u obra de arte le inspira de forma particular en estos momentos? He estado profundizando en las obras de Roger van der Weyden, la exposición que presentó el Museo del Prado en 2015 fue una de mis preferidas, cada cuadro tiene mucho contenido y me han inspirado sobre todo al principio de la pandemia. Estos últimos días de abril Joaquín Sorolla es uno de los pintores que estoy siguiendo más de cerca, supo reinventarse en su carrera, vivió entre dos siglos y creo que la manera como enfocó su profesión puede darnos pistas para saber adaptarnos a esta nueva etapa. Es además un gran maestro en la pincelada y la captación de la luz; la calidad de sus obras le hace único.