Una biblioteca ducal francesa escondía un fabuloso secreto: un conjunto completo de treinta y tres grabados de La Tauromaquia de Goya. Su propietario original, Anne Adrien, conocido como Príncipe de Montmorency Laval, había sido nombrado embajador en la Corte de Madrid, lugar al que llegó en un momento en el que el pintor aragonés estaba trabajando en sus pinturas El Dos de Mayo de 1808 en Madrid y El Tres de Mayo, que conmemoran la resistencia española ante la ocupación de las tropas napoleónicas. Estos grabados, que salen al mercado el 4 de abril en Sotheby’s Londres tasados entre 352.000 y 590.000 euros, son ejemplares prácticamente impecables de la primera y única edición contemporánea ejecutada por Goya a partir de grandes placas de cobre entre 1815 y 1816. En 1931 salieron de Madrid para ser trasladados al Castillo de Montigny en Francia, donde permanecieron olvidados durante generaciones. El azar quiso que las estampas fueran descubiertas por los últimos herederos cuando inspeccionaban la propiedad familiar. Tras sacar un gran volumen de aspecto anodino, pero espléndida encuadernación, de la parte posterior de una estantería, hicieron un hallazgo inesperado. En el primer registro del libro mayor del siglo XIX se encontraron 90 litografías que llevaban la firma H. Bellangé adherida en sus páginas, mostrando impresiones en colores vivos de militares franceses uniformados. Un vistazo más allá de las dos páginas en blanco que venían a continuación, en lo que parecía ser un volumen de copias impresas, reveló un descubrimiento sorprendente: otra serie de grabados, esta vez monocromáticos, con una cálida y oscura tinta sobre una textura de papel hecho a mano. Debido a la calidad de los materiales, la frescura y a las perfectas condiciones de su técnica, fueron inmediatamente reconocibles como obras maestras de Goya. Estos grabados han permanecido intactos en el interior del álbum, ya que cada uno de ellos ha estado cuidadosamente colocado con toques de pegamento en las cuatro esquinas, proceso que parece haber sido llevado a cabo en la década de 1840, después de la muerte del primer dueño. El libro mayor, con columnas impresas y títulos, fue quizás elegido por su formato, ya que entraban muy bien las láminas sin cortar. Séverine Nackers, directora del Departamento de Grabados de Sotheby’s Europa, señaló: “Encontrar un conjunto completo de grabados taurinos de Goya con una procedencia histórica es un descubrimiento que sucede una vez en la vida.”