Las ventanas de gruesas paredes y arcos escarzanos hacen revivir las pinturas de Caspar David Friedrich pintando en su estudio, pero el de Sergio Roger (Barcelona, 1982) es mucho más luminoso; está en un palacio de principios del siglo XVIII, el Palau Mercader, en el barrio gótico de Barcelona, un palacete que, cuando los condes de Bell-lloc lo dejaron como residencia, alojó una escuela religiosa regentada por monjas carmelitas. Telas, máquinas de coser, esculturas textiles… todo en su sitio. Trato de coger un capitel jónico, parece tan sutil ¡pero pesa 20 Kg! Sergio Roger se licenció en Bellas Artes en 2010 en la universidad de Berlín (UdK), donde estudió escultura y arte de los nuevos medios. Sus obras, que son interpretaciones de objetos arqueológicos del mundo clásico, están creadas a partir de restos de telas antiguas, que él mismo selecciona cuidadosamente en tiendas de antigüedades. El pasado mes de septiembre, durante la Milan Design Week, expuso sus esculturas textiles en la galería dedicada al diseño contemporáneo de Rossana Orlandi, y allí las descubrió el especialista de Christie’s Claudio Corsi, quien le invito a exponer en la sede londinense de la casa de subastas junto a maravillosas piezas griegas y romanas. [Marga Perera. Foto: Carmen Secanella]