Esta curiosa exposición reúne bustos relicarios de los siglos XIV al XVI que contienen reliquias de cráneos de santos. Son retratos realizados por maestros orfebres, generalmente en cobre o plata dorada, y frecuentemente adornados con gemas, vidrios de colores y esmaltes. Se trata de una producción específicamente medieval, que combina el gusto por el retrato clásico y las prácticas devocionales favorecidas por varios clérigos y filósofos del siglo XII, según los cuales los fieles encontrarían la elevación espiritual a través de la contemplación de imágenes de santos realizadas con materiales preciosos. Los bustos y las cabezas relicario tuvieron un doble valor: como obras de arte y como objetos de veneración. [Taller Lombardo, Busto relicario de San Segundo, S. XV].