“Todo es misterio, nosotros y todas las cosas sencillas y humildes que nos rodean” decía Giorgio Morandi, quien encontró en las naturalezas muertas un vehículo para comunicar lo intangible a partir de lo visible. Esa es también la filosofía visual de Javier Sánchez Bellver (Madrid, 1951) que, en paralelo a su trayectoria como arquitecto, ha producido una obra pictórica definida por una mirada serena y ajena a las tendencias.
Sus enigmáticas composiciones de botellas, floreros y cajas seducen por su aparente sencillez y una impresión de irrealidad. Unos bodegones que hablan de una vida donde reina la serenidad y que exploran las posibilidades infinitas que ofrece la representación de artículos domésticos triviales. Organizada por la galería Lapislázuli y comisariada por Daniel Sánchez Valdivielso, la exposición Abundancia y frugalidad reúne del 7 al 29 de abril en la Sala Prado 19 del Ateneo de Madrid una selección de 32 óleos que compendian su microcosmos doméstico personal.
“Vinculado desde muy joven a la creación plástica tanto en pintura como en fotografía, resulta significativo que esta sea su primera exposición en treinta años, y pone de relieve que mostrar su trabajo no ha estado entre sus prioridades” señala el comisario.
El hilo que conecta el trabajo arquitectónico con el pictórico de Sánchez Bellver es “el interés por la composición con formas geométricas y la ordenación de volúmenes tratando de definir el espacio y la luz dentro de cada obra”. Desde hace siglos el género del bodegón ha cautivado a los artistas por sus posibilidades artísticas y simbólicas, y a esa tradición se suma el creador madrileño quien explica así lo que le seduce de la naturaleza muerta: “Si se trata de objetos inertes el rastro que conduce al tiempo presente. Si son flores, frutas o verduras la conexión con la vida cotidiana.”
En cuanto a sus referentes plásticos, manifiesta: “La historia de la pintura es tan abrumadora que me resulta complicado establecer preferencias. Si hablamos de movimientos serían el Cubismo y el Pop-Art; y si tuviera que elegir una obra por la luz y el espacio sería Las Hilanderas de Velázquez”.
Estos bodegones brindan “una mirada reivindicativa hacia la belleza de lo cercano y lo elemental, que nos habla de una vida tranquila y ordenada donde las pequeñas alteraciones y singularidades se presentan como emocionantes” subraya el comisario de la muestra. [www.lapislazuli.gallery]